No encontré lo que buscaba… así que lo creé – Palabras de la fundadora de SANCE

Todo empezó con muchas ilusiones…

Cuando me lancé a las apps de citas, lo hice con ganas. Me hacía ilusión conocer gente nueva, conectar y, quién sabe, quizás enamorarme.

Pero la realidad fue muy distinta.

Aunque tuve algunas buenas charlas, la mayoría de las experiencias acabaron en decepción. Y algunas fueron directamente inquietantes.


Catfishing y otras pesadillas digitales

Uno de los peores momentos fue cuando un hombre de unos 50 años se hizo pasar por una chica de 23.
Yo tenía 25, era nueva en esto y no sabía qué señales debía tener en cuenta. Estuvimos hablando durante tres meses… hasta que descubrí la verdad.

Para entonces, ya le había contado en qué trabajaba, qué coche tenía, e incluso me encontró en LinkedIn.
Sentí un miedo real. No fue solo vergonzoso; fue una violación de la confianza y una muestra muy clara de lo inseguras que pueden ser estas plataformas.

Y no fue un caso aislado.

Me encontré con:

  • Gente que no se parecía en nada a sus fotos.
  • Citas con una energía totalmente distinta en persona.
  • Personas buscando tríos sin decirlo de entrada.
  • Perfiles falsos, ghosting constante y un ciclo repetitivo que acababa siendo agotador.

Lo real siempre fue mejor

Me di cuenta de que nada sustituye a una conexión en persona.
Ver a alguien moverse, reír, hablar… dice mucho más que cualquier perfil.

Pero incluso lo natural tenía sus obstáculos.

Como lesbiana con una expresión femme, fuera de los espacios LGBTQ+ nadie se acercaba a mí.
Y cuando yo quería dar el paso, no sabía si la otra persona era queer. La incertidumbre siempre estaba ahí, y muchas veces me echaba para atrás.


Entonces nació la idea de SANCE

Quería crear algo nuevo. Algo que ayudara a las personas LGBTQ+ a reconocerse y acercarse en la vida real, sin miedo ni dudas.

Así nació SANCE: una forma sutil, estética y segura de decirle al mundo:
🧡 “Estoy aquí. Estoy abiertx a conectar.”


¿Por qué solo para personas LGBTQ+?

Esta es una pregunta que me hacen a menudo:

“¿Y por qué SANCE no es para todxs lxs solterxs?”

Y la respuesta es muy simple: porque nuestra experiencia no es la misma.
En el mundo hetero, el interés romántico suele darse por sentado. Para las personas LGBTQ+, no.

Muchas veces no sabemos si la otra persona es queer, si está soltera, o si es seguro acercarse.
Esa duda paraliza. Y con SANCE, quiero hacer que desaparezca.


Más que una marca: un movimiento

SANCE no es solo un producto.
Es una herramienta, un símbolo, una forma de recuperar la magia de conectar en persona.

No queremos reemplazar las apps. Queremos ofrecer una alternativa real.
Una que sea más humana, más cálida, más auténtica.


El amor está ahí fuera

Si algo he aprendido, es que el amor no siempre llega con un match.
A veces aparece en un café, en una librería, en una terraza al sol.

Y con SANCE, quiero que esos momentos no se pierdan.
Quiero que más personas LGBTQ+ se miren, se acerquen, se reconozcan.
Quiero que nos sintamos vistas. Y, sobre todo, que volvamos a creer en el poder de lo real.

Regresar al blog